Hemos estudiado que Felipe II era un defensor a ultranza del catolicismo y que luchó contra los protestantes europeos y el turco musulmán. Pues bien, debido al poder que el turco ejercía en todo el Mediterráneo, Felipe II con sus secretarios de Estado idearon mandar a un espía haciéndose pasar por comerciante. Controlar el Mediterráneo suponía una hegemonía absoluta sobre el comercio.
Los espías eran caballeros de Ordenes como la de Alcántara, para esta caso eligieron a Luís María Monroy, quien disfrazado de mercader quería conseguir entrar en contacto con el llamado "Gran Judío". Para este viaje hizo escala en Venecia y Sicilia. Otro importante agente fue Juan Barelli, Caballero de Malta.
Lorena Rodríguez Martín-Aja
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