Las motivaciones que llevaron a Felipe II (1556-1598) a construir el Monasterio de El Escorial fueron básicamente dos: por una parte el deseo de cumplir una promesa de construir un templo en acción de gracias por la victoria de la batalla de San Quintín contra los franceses, acaecida el 10 de agosto de 1557, día de San Lorenzo.
En segundo lugar los deseos de su padre Carlos I (1500-1558) de España y V de Alemania que si bien en un primer momento había querido ser enterrado en la Capilla Real de la Catedral de Granada, a última hora cambió de idea y quiso ser enterrado junto con su esposa la emperatriz Isabel de Portugal en el Monasterio de Yuste (Cáceres) pero dejando no obstante la decisión final en manos de su hijo Felipe II. Éste decidirá que el monasterio deberá convertirse en el Panteón Real de la dinastía de los Austria comenzando por su padre.
CARACTERÍSTICAS
Las obras comenzaron en 1563 y finalizaron aunque parezca increíble en 1584. Comenzó la obra Juan Bautista de Toledo, pero al fallecimiento de este en Madrid el 21 de Mayo de 1567 se hizo cargo de las obras Juan de Herrera que sería el artífice y creador de esta magna obra que incluso llegaría a dar nombre a un estilo propio de arquitectura: el herreriano. La primera piedra fue colocada el 23 de abril de 1563 y la última el 13 de septiembre de 1584. Junto a los arquitectos colaboró con ellos como supervisor y centralizador de todas las obras del Escorial fray Antonio de Villacastin que se convertiría en la persona en colocar la última piedra del monasterio.
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